La Gestalt o psicología de la forma surge en Alemania a principios del siglo XX en oposición a la psicología conductista. Su fundador es Max Wertheimer, y, también, son destacables las aportaciones de los psicólogos Kurt Koffka, Wolfgang Köhler y Kurt Lewin. La Gestalt intenta explicar la conciencia humana dejando de lado el elementarismo y asociacionismo propios de la psicología de contenido y enfatiza las realidades totales y estructuradas irreductibles que experimenta la conciencia —fenómeno phi—. Con respecto a su relación con el arte, la psicología de la forma ha intentado explicar los mecanismos psicológicos implicados en la producción artística mediante el uso de una totalidad estructurada y organizada por parte de la mente en la que profundizaremos más adelante.

 

El término Gestalt hace referencia a fenómeno y totalidad. De aquí se desprende que los gestaltistas consideren que los datos básicos de la conciencia son fenómenos indisociables derivados de la experiencia directa de las personas y que se presentan como un todo estructurado. Mediante el método fenomenológico intentan acceder a los contenidos de la conciencia de forma que nuestras formas mentales se imponen a lo que percibimos a través de los sentidos en un intento de alcanzar una nueva comprensión estructural de lo que ocurre. La máxima de la psicología de la forma se puede resumir en esta sentencia: el todo es más que la suma de las partes. Es por ello por lo que debemos establecer la comprensión de los fenómenos experimentados por la conciencia, no a partir de las propiedades de cada una de las partes, sino desde la organización y la estructura de la totalidad. Encontramos así una nueva concepción del proceso perceptivo que sienta las bases para formular una teoría del arte desde la psicología de la percepción.

La ley de pertenencia especifica que la configuración de un objeto es algo más que la adición de sus partes; la ley de la buena forma, pregnancia o simplicidad, nos hace distinguir con mayor exactitud y rapidez la estructura más sencilla posible; y mediante el isomorfismo percibimos la correspondencia estructural entre los estímulos sensoriales y el mundo físico o realidad. Todas ellas constituyen el conjunto de leyes generales de la organización perceptiva de la Gestalt. El psicólogo berlinés Rudolf Arnheim profundizará en la aplicación de estas leyes, establecidas y relacionadas con la percepción visual, al análisis del arte vinculando la teoría de la Gestalt con los procesos artísticos. La teoría de la Gestalt y la teoría del arte confluyen al punto que ambas afirman la estructura que las partes configuran mediante la percepción, es decir, la Gestalt define el arte como estructura y percepción, entendidas como una exploración activa, mientras que, según Arnheim, el parecido entre realidad y representación vendrá de la mano del isomorfismo.

Rudolf Arnheim

La psicología de la Gestalt considera que en la percepción de todo fenómeno, además de atender a las leyes que lo configuran, el perceptor reconoce lo que Köhler llama cualidad terciaria al intentar designar el carácter, la expresión con que acontece el fenómeno. Según Köhler, estas cualidades terciarias aparecen con frecuencia en la obra de arte y son retenidas más fácilmente por la memoria, explicando así la atracción que estas obras ejercen sobre nosotros. Dicho en otras palabras: la grandeza de la obra está contenida en su propia estructura formal y no en la formación o proyección sentimental del espectador.

A partir de la ley de la buena forma, en su afán por percibir una estructura o concepto perceptual, se elaborarán otras reglas de percepción visual más concretas como la ley de la figura-fondo (incapacidad para percibir una misma figura como como figura y fondo), la ley de la continuidad (varios elementos forman un flujo que se percibe como un todo), la ley de la proximidad (elementos próximos se perciben como parte de la unidad), la ley de la similitud (elementos parecidos se perciben unitariamente), la ley de cierre (mejor percepción de la forma cuanto más cerrado sea el contorno), la ley de compleción (una forma abierta se percibe como cerrada), la ley de contraste (unos elementos contrastan con otros), la ley de simetría (se percibe una sola forma en los elementos simétricos), la ley de camuflaje o inclusión (figura y fondo se funden) o la ley de la ambigüedad (figura y fondo se confunden e intercambian, diferentes percepciones). A continuación, podemos observar algunas imágenes que ilustran algunas de estas leyes.

 

La influencia de la Gestalt en el arte se hace tangible en las obras provenientes de la escuela de la Bauhaus, creada por Walter Gropius en 1919 en Weinmar (Alemania), que destacan por ser obras concisas, equilibradas y que son un ejemplo del principio de pregnancia de la psicología de la forma. Rudolf Arnheim, influido por la Gestalt y figura clave en la interacción arte-psicología en el siglo XX, visitó la escuela en 1927 y publicó un artículo en Die Weltbühne, en el que destacaba la aplicación de las ideas de la forma y la concepción universal de la percepción, estableciendo un paralelismo entre el mobiliario y el edificio de la escuela, así como las partes y el todo del fenómeno perceptivo a partir de enfatizar la interdependencia de los elementos subsumidos en una totalidad mayor estructurada. Arte y psicología se combinarían de forma puntual en la Bauhaus, incorporando conocimientos psicológicos a los espacios de la arquitectura y el diseño. En consecuencia, podemos afirmar que hay una participación, un impacto, por parte de la psicología en el campo del arte que puede ponderarse analizando detalladamente las obras de los artistas y la biografía de los mismos.

Josef Albers, profesor de la Bauhaus, estaba influenciado por el «contraste simultáneo» —las características de un color están determinadas por su entorno, es decir, la percepción del color no es pura sino que la relación figura-fondo debe tenerse en cuenta— lo cual se verá reflejado en su obra Homenaje al cuadrado y en su libro La interacción del color publicado en 1963. Por otro lado, Wassily Kandinsky, también docente de la escuela, hacía referencia, a menudo, a los teóricos de la Gestalt y era un buen conocedor del resultado de sus investigaciones sobre la forma y la interacción del color. De hecho, sus trabajos sobre los colores y el estudio de las formas, concretamente sobre los puntos y líneas, dará lugar a la publicación de su segundo libro teórico Punto y línea sobre plano en 1926. Las obras de este autor en este periodo tan productivo se caracterizan por la libertad respecto a los colores y matices. Las dos obras pictóricas que podemos observar a continuación son un muy buen ejemplo representativo de la influencia que tuvo la Gestalt en el arte.

 

Para concluir, se debe resaltar que la influencia de la psicología de la forma en el arte y en la producción cultural es incuestionable teniendo en cuenta lo anteriormente expuesto. La Gestalt alcanzó una gran popularidad en los años veinte y treinta en Alemania, pero sus defensores se exiliaron a Estados Unidos cuando Hitler se hizo con el poder. Una vez allí, el entorno en el ámbito psicológico era más favorable a las teorías conductistas, basadas en una psicología elementalista y asociacionista, que trataban de estudiar las asociaciones entre los estímulos y las respuestas. Todo ello no benefició a las teorías contrarias que proclamaba la Gestalt, que no pasó de ser una escuela y vio su fin después de la Segunda Guerra Mundial, al tiempo que sus figuras más representativas fallecían. Aun así, los artistas que estuvieron influenciados por estas teorías nos han dejado su legado, que se erige, actualmente, en un claro ejemplo de la influencia que la psicología de la forma ejerció sobre ellos. Además, algunas de las concepciones de los psicólogos de la Gestalt están ya integradas en la interpretación actual de la percepción, el aprendizaje y el pensamiento. Prueba de ello son las imágenes publicitarias que podemos observar a continuación y que nos muestran algunas leyes de la Gestalt.

 

 

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