A diferencia de Flandes, la burguesía en Holanda se subleva en un proceso de involución conservadora, frente al absolutismo de los Austrias. En 1609, con la Tregua de los Doce Años, los Países Bajos del Norte ya son independientes y sus provincias conforman una especie de República Federal. Holanda es la provincia principal y su capital, La Haya, acoge la sede del dirigente o Statuder, que procede de la Casa de los Orange Nassau. Holanda se convierte en una potencia comercial e industrial y Amsterdam en el mayor centro económico, desbancando a Amberes.
Rasgos, temáticas y técnicas predominantes en la pintura holandesa
La mayoría de la población es protestante (calvinista) con lo que rechaza el autoritarismo religioso y trata de relacionar a Dios con los fieles sin intermediarios. Socialmente, destaca la burguesía comerciante que ostenta el poder económico y los principales cargos de las ciudades. El arte holandés vendrá determinado por el público burgués como cliente y promotor del arte. La iglesia, a diferencia de Flandes, deja de ser cliente del artista, tan solo se representan temas religiosos si hacen referencia a la ideología protestante. El artista hace de la realidad doméstica su objetivo artístico y deja de lado todo lo cortesano, ya que ni la Corte ni la Iglesia determinan ya el consumo del arte.
La burguesía, demandante de obras íntimas y de pequeño tamaño, adaptadas a los interiores de sus casas, prescindirá de representaciones anímicas o recuerdos místicos para solicitar la reproducción fidedigna del naturalismo de los objetos. Junto a la burguesía, aparecen otros colectivos consumidores de arte (municipios, corporaciones, asilos, etc.) que demandan obras de mayor tamaño, pero que no llegarán a alcanzar la pompa del arte flamenco cortesano. Relacionado con este aspecto, encontramos, de la mano de Frans Hals, la aparición de un nuevo género: el retrato de corporaciones. También el pueblo llano, aunque en menor proporción, comprará pinturas para sus casas.Así pues, los géneros pictóricos vendrán determinados por este contexto sociológico.
La principal temática de la pintura holandesa es la vida cotidiana, los retratos, las costumbres, los paisajes, los bodegones, las escenas de género y todo aquello que plasme la realidad de su vida y sus gustos. Es por eso que los llamados caravaggistas de Utrech, como Honstort o Baburen, entre otros, inician su emancipación del influjo flamenco y retoman temas basados en el realismo, en la observación de lo natural, como paisajes y naturalezas muertas. Las iglesias calvinistas no se decoran dado que el protestantismo permite que los fieles se relacionan con Dios sin intermediarios. De este modo, la producción de temas bíblicos responderá tan solo a las demandas burguesas que requerirán obras de pequeño formato para ser contempladas en la intimidad de sus casas. Por otro lado, los temas alegóricos y mitológicos, propios de los ambientes palaciegos, se reducen a una élite intelectual, con lo que las obras de estas temáticas escasean.
«Vista de Haarlem desde las dunas» (1660) de Vermeer
Según el historiador Joan Campàs, Holanda nos da una imagen de naturaleza cuantificada y moderada, sin contenidos alegóricos, basada en el rigor y la sencillez compositiva, un estudio cuidadoso de los volúmenes, la luz y el sentido espacial de cada objeto, contrastando con el sentido exuberante de la naturaleza muerta flamenca, la austeridad espiritual española y el sentido transcendente de la vanitas francesa. El paisaje holandés refleja una división entre naturaleza y cultura, se añade el artificio a la naturaleza con fines económicos y no estéticos. Así pues, podemos considerar la pintura holandesa, un inventario objetivo de la realidad del entorno, por el carácter serial y repetitivo de los temas establecidos. En definitiva, se trata de una pintura que se crea por y para los ciudadanos.
Los pintores holandeses proponían un acercamiento visual de la realidad, intentando aprehender el entorno, lo que Rubens ya demostró con su colorido y su pérdida del contorno. Esta consideración de lo natural como lo que se ve, en lugar de lo que se especula, alcanzará su máximo esplendor con Hals, Rembrandt, Poussin y Velázquez, quienes basarán su pintura en el predominio de lo visual. Se hace necesario citar, también, a los llamados bamboccianti que, preocupados por la plasmación de la verdad desnuda, pintaban obras sobre temas populares, pintorescos o grotescos; no con la intención de ridiculizar al pueblo, sino con el fin de plasmar su modo de vida. Estos artistas holandeses, como Laer o Brouweer, se erigirán como los representantes del realismo y el naturalismo barroco.
La tendencia de los artistas a especializarse en diferentes temáticas y el incremento del gusto por el paisaje de la burguesía, hace que muchos pintores se especialicen en esta temática y graben sus propiascomposiciones. Muchos autores dibujan el paisaje y luego lo pasan a planchas conformando un grabado y utilizando la técnica del aguafuerte, acompañada, a veces, del buril o la punta seca. La técnica del aguafuerte es la más utilizada porque es la más espontánea y la más parecida al dibujo.
«Rembrandt y Saskia» (1636). Grabado de Rembrandt
El artista se deja impresionar por el paisaje y muestra al espectador una comunicación directa con la naturaleza. Al grabar sobre el barniz que protege la plancha, el autor tiene una sensación parecida a dibujar, aunque presenta mayor dificultad. Esta técnica toma impulso, sobre todo en Holanda durante el siglo XVII, y se desarrolla por toda Europa, estableciéndose en el nivel más alto del grabado holandés Rembrandt y sus seguidores, muchos de ellos paisajistas que trabajan en Amsterdam. Otros focos de producción son Haarlem y Utrecht, donde trabajan artistas como Hendrick Goltzius y Abraham Bloemaert. Concha Huidobro, jefa de la Sección de Grabados de la Biblioteca Nacional de España, comenta:
«Una muestra de la importancia y la calidad del arte del paisaje en los Países Bajos en el siglo XVII, es que las dos figuras más representativas de las Escuelas flamenca y holandesa, Rubens y Rembrandt mostraron un gran interés por este arte. Rubens en sus lienzos, que reprodujeron magníficos grabadores, y Rembrandt realizando pinturas y grabados de paisaje, de gran originalidad, que ejercieron una enorme influencia en muchos paisajistas posteriores»
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