En este post se analizarán los entresijos políticos que se dieron entre los países aliados para la gestión de Alemania después de la 2ª Guerra Mundial. La imposibilidad de alcanzar un acuerdo quedó patente, en tanto el bloque occidental, formado por Gran Bretaña, Francia y los EUA, albergaban planes que diferían de los de la URSS.

En primer lugar, es importante destacar las primeras posturas unificadas de los países aliados, en tanto todos ellos tienen como objetivo la derrota de Alemania. Sin embargo, la desconfianza entre los aliados occidentales y la URSS –los primeros temían una alianza entre Hitler y Stalin, y la segunda temía verse abocada a la exclusión de los acuerdos sobre Alemania, como ya había sucedido en la 1ª Guerra Mundial– provocaron una serie de pactos acordados entre Stalin, Churchill y Roosevelt, en los que la URSS salía beneficiada, en tanto se le cedieron una serie de territorios en el este.

Por otro lado, encontrar un acuerdo definitivo para la cuestión alemana se preveía difícil y se postergó la decisión con el objetivo de mantener en vigor la alianza antigermana, lo cual provocó que la forma de la Europa de la posguerra no viniera de la mano de los acuerdos de guerra, sino más bien por el posicionamiento geográfico de los ejércitos de ocupación durante la rendición de Alemania.

A pesar de la cooperación de todos los aliados contra un enemigo común, la desconfianza entre el bloque occidental y la URSS seguía latente. En realidad, la lucha entre las democracias occidentales y el totalitarismo soviético se mantuvo en pausa ante la amenaza del nazismo, pero nunca desapareció. Las alianzas durante la guerra y la división de Europa en la posguerra obedecían a unas tensiones de raíces históricas que se remontaban al final de la 1ª Guerra Mundial, y que resurgieron durante la posguerra frente a los objetivos incompatibles por parte de soviéticos y occidentales.

Churchill, Truman y Stalin en la Conferencia de Potsdam

Ante la posibilidad de un conflicto, los EUA adoptaron una posición prudente y abogaron por una delimitación de áreas de poder separadas en aras de frenar la dominación soviética, y dieron luz verde a la reconstrucción de Alemania. De este modo, evitaban tanto la creación de una nación vulnerable a la demagogia de la izquierda o de la derecha, como la prolongación de su ocupación en Alemania. Para evitar un nuevo desastre económico establecieron un nuevo sistema de divisas y crearon el FMI con el objetivo de incentivar el libre comercio para el beneficio de todos. Sin embargo, la URSS se negó a unirse a este proyecto.

Por su parte, los británicos asumieron que la URSS controlara la Europa del Este porque su temor residía en que el comunismo se instalara en Alemania y llegara a dominar el continente europeo. Por esa razón estuvo de acuerdo en la división de Alemania y la ocupación de la parte occidental. Pero Gran Bretaña estaba agotada económicamente y necesitaba del apoyo norteamericano, así que fomentó el compromiso norteamericano en Europa. En otro tiempo, los británicos hubieran dejado la seguridad de Europa en manos de los franceses, pero Francia estaba acabada como potencia, tanto por la rápida derrota frente a la invasión alemana como por los años posteriores de humillante ocupación.

El Presidente de los EUA, Harry Truman, firmando el Plan para la Recuperación de Europa, el denominado Plan Marshall (1948)

Los franceses se sentían excluidos de las tomas de decisiones de los aliados y persistían en el desarme y desmantelamiento económico de Alemania, es decir, en aplicar las mismas directrices que en la posguerra de la 1ª Guerra Mundial, sin ser conscientes que la destrucción de los recursos alemanes atrasaría su propia recuperación.

Francia buscó apoyo en la URSS, pero Stalin no tenía intención de contrarrestar las políticas internacionales de Londres y Washington, con lo que los franceses, ante su precaria situación económica, la determinación de reconstruir Alemania por parte de los aliados, y su rechazo a los soviéticos –estos habían rechazado el Plan Marshall y el Partido Comunista Francés criticaba todas las decisiones políticas–, se volvieron de nuevo hacia occidente en 1947 y terminaron por entender la necesidad de integrar a Alemania en un marco europeo, en el que quedaba limitada militarmente y generaba, al mismo tiempo, grandes beneficios económicos.

La posición de la URSS después de la guerra se vio muy fortalecida, tanto por su victoria contra Hitler como por su potencia militar Con el fin de evitar conflictos, los aliados no se opusieron al control soviético de los territorios del este. Sin embargo, en 1947, ante la imposibilidad de un acuerdo, la beligerancia de Stalin, que abogaba por una Alemania unida, débil y neutral, provocó la separación del país germano. Los aliados prefirieron eso a una Alemania unificada bajo el control comunista. La Guerra Fría había comenzado.

 

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